¿Una nueva vida? Pues sí.

Antes de ir a las cenas Alpha, mi idea sobre el cristianismo estaba basada en la información que se me trasmitía a través de los medios de comunicación, del instituto y de la sociedad. En ese momento pensaba que los cristianos eran débiles por creer en Dios, dándole con esto un sentido a su existencia, evitando afrontar la idea de que:

«Somos entes biológicos, existimos por azar y no tenemos otro fin más que el de morir»

  En mi opinión la iglesia era una empresa muy bien montada, mediante la cual los curas ganaban dinero aprovechándose de los demás. Aunque tenía amigos que eran católicos, sobre esos temas no se hablaba, así evitamos discordias y discusiones en las que nunca nos íbamos a poner de acuerdo. Por esto, mi idea sobre el cristianismo estaba muy definida y aceptada socialmente, calando incluso en mi familia, lamentablemente.

Algunos de mis amigos fueron a la JMJ de Madrid. Allí conocieron a un grupo de jóvenes de Vigo, con los que empezaron a quedar al acabar el encuentro. Un día, me armé de valor y me atreví a ir y conocerlos. Esa tarde fue una pequeña sorpresa para mí, porque me encontré totalmente lo contrario de lo que me esperaba, eran majos, charlatanes y lo más importante, no eran raros.

Viéndolo con perspectiva puedo decir que fue mi primer encuentro con Jesús, aunque yo no lo supiera ni quisiera. En ese grupo de jóvenes conocí a una chica muy especial, que ahora es mi novia Cristina.

Aunque Cristina siempre me andaba insistiendo sobre ideas y conceptos del cristianismo, yo nunca daba mi brazo a torcer. Muchas veces hacia oídos sordos a lo que me decía, por no interesarme o, simplemente, darme igual saberlo. Y así transcurrieron 3 años de indiferencia sobre el cristianismo.

“Mi objetivo era el de afianzar mis ideas sobre que sus creencias eran erróneas” 

Cuando escuché por primera vez hablar de Alpha, supuse que serían cenas de adoctrinamiento cristianas, comeduras de cabeza y demás cosas. Pero fui, tanto por la insistencia de mi novia, como por la ilusión de debatir sobre esos temas, pues en el día a día no es fácil encontrar espacios donde pararte y hablar acerca del sentido de la vida, quien es Jesús. Con todo, tengo que reconocer que mi objetivo era el de afianzar mis ideas sobre que sus creencias eran erróneas.

Al llegar a Alpha me sorprendió que estuviera todo muy bien preparado, bonito y organizado.

“La comida fue uno de los grandes argumentos para volver”

La comida, eso era un manjar, ¡Que rica estaba!, hasta puedo decir que repetí espinacas, una comida que hasta ese momento aborrecía, y a decir verdad, la comida fue uno de los grandes argumentos para volver, porque todos sabemos cómo somos los universitarios con la comida. Conocía alguna persona de vista, por lo que me sentí bien acogido desde un primer momento. El primer debate fue sobre el sentido de la vida, un tema que me gustaba y creo que me dio confianzas para los siguientes días, que iban a ser algo más arduos.

Mi mesa fue bastante interesante, en ella había un chico que encontraba en la misma situación que yo respecto a la Iglesia; una chica que buscaba a Dios y no sabía cómo; un protestante; una chica con familia católica que fue educada en el cristianismo, aunque ella nunca terminó de aceptarlo; una persona que aceptaba a Dios con la cabeza, pero le faltaba encontrarlo con el corazón; y una chica católica. Y con esta mesa tan variopinta empezó mi Alpha.

“Algo cambió en mí”

Entre debate y debate, pasaron las primeras cenas. Un día se propuso un fin de semana Alpha. Este consistiría en debates, comidas, tiempo libre y paintball totalmente gratis. Después de unas cuantas cenas haces amigos, por lo que pasar un día con ellos yendo a jugar al paintball es un plan atractivo. A última hora se nos invitó a participar en una oración. Yo ya había ido a alguna con mi novia y me eran completamente indiferentes, así que no tuve ningún problema en entrar con ellos. Nos explicaron que era una oración donde, si querías, se rezaría por ti de una manera más personal, haciendo algo que yo no había visto antes, poniendo sus manos en los hombros de quienes se acercaran y rezando por ellos. Yo no me acerque, pero en esa oración algo cambió en mí, aun hoy es algo difícil de explicar, me dí cuenta de lo equivocado que había estado a lo largo de mi vida y de todas las cosas que había hecho mal.

Sentí la necesidad de destruir todos los cimientos sobre los cuales había edificado mi vida y de reconstruirlos de nuevo, pero esta vez, no estaba solo, Jesús estaba conmigo.